En Chile los territorios se han levantado. Hasta el día de hoy han transcurrido 6 semanas de estallido social, donde no se había visto una unión entre las personas tan significativa en pro de una sanción y crítica a las condiciones impuestas por un Estado que refuerza el énfasis en el mercado como motor social. Lamentablemente el gobierno se ha focalizado en endurecer la represión articulando proyectos de ley que criminalizan la protesta, en lugar de dar respuesta a la legítima demanda por los derechos básicos que ponen en primer piso la dignidad de quiénes habitamos este país. Han sido variadas las formas de silenciarnos, amedrentarnos y deslegitimarnos, utilizando una perversa estrategia que busca acallar el grito: “¡Alto a los abusos!
Hasta el 30 de noviembre más de 8.000 personas han sido detenidas, de las cuales 1.957 permanecen hasta este minuto en prisión preventiva. Históricamente la cárcel ha sido un mecanismo de control social frente a todx quien se muestre diferente a sus puntos de «normalidad»: nos quieren normadxs, pasivos, cuerpos dóciles, pueblos dominados. Es una forma arbitraria y sistemática en la que opera el Estado, quien a punta de balas ha mantenido sus leyes que sustentan el bienestar económico de unxs pocxs por sobre la precarización masiva de las condiciones de vida de los pueblos que lo habitan. El único orden que defienden, es el orden de aquellos que detentan los privilegios, y cualquiera que visibilice esto resultará una amenaza.
Hoy la lucha social es un derecho, la rebelión es a lo que ellxs denominaron guerra. Nos están quitando los ojos, nos envenenan con gases, nos están encarcelando, nos dejan morir de maneras sospechosas. Y continúa la precarización de nuestra salud, educación, pensiones dignas, sueldos que no nos permiten vivir tranquilxs. Aún no nos dicen nada sobre nuestros territorios libres de contaminación, la naturaleza aún no recupera su lugar prioritario, nuestros pueblos aún no saben sobre reparación histórica y tampoco se menciona nada respecto de la equidad. Sabemos de pacos, de supermercados, de malls y fuerza militar, de más y más leyes que mantienen hoy en día a nuestrxs hermanxs privadxs de su derecho fundamental e imprescriptible. Nos mantenemos con la cabeza erguida, orgullosxs de lo que somos, alzando fuerte la voz y gritamos: basta de criminalizar a nuestra gente, lxs queremos con nosotrxs en libertad.
Presxs políticos por protestar ¡A LA CALLE!